sábado, 23 de enero de 2010

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Enrique VIII tenía un problema

Enrique VIII de Inglaterra

Enrique VIII tenía un problema. Quería divorciarse de su esposa Catalina de Aragón pero todo su poder como rey de Inglaterra no fue razón suficiente para convencer al Papa de que hiciese con él una excepción. Pues si Mahoma no va a la montaña que la montaña venga a Mahoma, debió pensar. Así que si su religión no le permitía divorciarse de su esposa, pensó en crear la suya propia. Así surgió la iglesia anglicana, que ya de paso decidieron aprovechar el esfuerzo para reformar todo lo que creían que no se estaba haciendo bien en la iglesia católica.

Curiosamente, unos años después surgió un grupo que se hacían llamar los puritanos, que creían que la reforma no había sido suficiente y querían que el anglicanismo fuese todavía menos católico. Sin embargo parecieron incomodar al rey Carlos I que puso una serie de medidas en marcha para acabar con los puritanos.

El resultado que encontraron a esta situación fue venirse al nuevo mundo y fundar numerosos asentamientos, entre ellos la Colonia de la Bahía de Massachusets, una de las trece colonias que constituyeron en un principio los Estados Unidos de América.

Con esta historia que desconocía me explicaba mi compañero Vadim el porqué del puritanismo latente en amplios sectores de la sociedad norteamericana, presente en sus mismas raíces como nación. Sin embargo lo que no me explicó pero que entiendo ahora es que eso también puede explicar otro comportamiento que está ocurriendo ahora mismo en este país.

La victoria de Obama hace más de un año, ha tenido como resultado un debilitamiento del partido republicano que, al contrario de lo que cabría esperar, no ha supuesto tampoco un refuerzo del partido Demócrata. En cambio, se está viendo cómo surgen movimientos como los tea parties que están adelantando a los republicanos por la derecha, alimentándose de toda la gente que ha llevado tan mal la llegada de Obama a la Casa Blanca que ahora creen que los republicanos no están siendo suficientemente duros con él. Curioso país éste.

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