lunes, 2 de noviembre de 2009

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¡Feliz Halloween!

Por si alguno lo había olvidado, aquí se celebró la fiesta de Halloween el pasado sábado (¿os acordais? aquella fiesta que salió mal) y como de costumbre, al vivirlo he entendido muchas cosas. Tenía a mi alrededor a varias personas recordándome que Halloween era su fiesta preferida de todo el año y yo todavía me preguntaba: ¿qué le veran? Tampoco parece para tanto.

Halloween, por raulalgo en Obture

Pues imagino que la cosa empieza cuando uno es pequeño. Recordemos que aquí no se celebra el carnaval como por España, así que Halloween es la oportunidad para salir disfrazado a la calle sin que nadie te mire raro. Aparte eva el hecho de que puedas ir por cada casa del vecindario llamando a la puerta, confiado de que en vez del vecino malhumorado de siempre te va a recibir un hombre simpático dispuesto a darte caramelos (sé que eso suena fatal, pero no olvidemos que van acompañados por los padres).

Cuando te haces mayor la cosa no hace más que ganar en interés. Te vas quitando de la tontada de ir a pedir caramelos y te dedicas a gastar bromas a tus vecinos, a ir a alguna casa de fiesta y, por supuesto, en el momento en que entras en la Universidad, a beber todo lo que no has bebido hasta ahora (con el aliciente de emoción que supone hacerlo por debajo de la edad legal).

Y si alguno todavía se pregunta "bueno vale, pero aquí ¿qué se celebra?" es que ni lee mi blog ni se ha molestado en hacer click. Por eso lo explicaré una vez más: el negocio. Es así como se mueve este pais. Así que si la noche del 31 de octubre te tienes que disfrazar de bruja, ya se encarga el Walgreens (el supermercado/farmacia de la esquina; algún día os explicare esto) de reservar un pasillo entero durante dos semanas con todos los utensilios imaginables para Halloween; como se encarga la gente como los que viven en mi residencia de consumirlo, pasándose toda la semana anterior deseándote feliz Halloween, pegando calabazas y fantasmas por la pared y dejándote caramelos en el buzón.

En fin, que básicamente hay dos cosas que me aterran de Halloween. Pensar en la posibilidad de El Corte Inglés descubriendo esta fiesta, porque entonces en España estaremos jodidos (ya empezamos a estarlo, por lo que veo). Y que la Coca-Cola se fije también en esto, porque me va a resultar muy difícil asumir que las calabazas en realidad no son naranjas sino rojas.

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