Estos americanos tienen de todo, de lo malo malísimo y de lo bueno a imitar, y creo que lo del fin de semana pasado es parte de esto último. Después de un año de presidencia, Obama se ha encontrado con que toda esa agenda de renovación y cambio prometida se veía sistemáticamente interrumpida por una feroz oposición republicana que no ha escatimado en descalificaciones tanto hacia sus políticas como hacia su persona.
Es por esto que Obama se tomó en serio primero el discurso sobre el estado de la unión de hace unos días, en el que le dio un repaso a todos los presentes: demócratas, republicanos, jueces, hasta a sí mismo. Un discurso que pretendía dar un tirón de orejas y llamar a la responsabilidad que unos y otros tienen para la gobernabilidad del país. Pero lo sorprendente vino este sábado pasado.
Obama se presentó en una convención del partido republicano en un ejercicio que fue un ejemplo de democracia por parte de los dos bandos. Ya desde el principio, recibido con respeto entre aplausos. ¿Os imaginais al PP aplaudiendo en una de sus convenciones a un Zapatero que se hubiera dejado caer por allí? ¿Y al PSOE haciendo lo propio con Aznar hace unos años? El presidente llegó, soltó su discurso, llamando nuevamente a la responsabilidad de actuar pensando en el bien del país y no en el de sus encuestas pero después admitió preguntas y todo esto retransmitido en directo.
El repaso fue de los que se recordarán (de Obama a los republicanos digo). Pero es que además fue un repaso bien dado. Nada de peroratas ideológicas, el presidente manejó muy bien los datos y fue desmontando uno por uno cada uno de los argumentos con los que intentaron abordarle (fijaos como sería que la ultraconservadora FOX interrumpió el debate a falta de 20 minutos cuando había anunciado su emisión íntegra). Y para rematar la faena no dejó de invitarles a mejorar sus propuestas: "Si de verdad saben alguna manera de arreglar estos problemas gastando menos dinero, por favor díganmela."
Lo dicho. Que no me imagino a ninguno de nuestros partidos en España recibiendo a un presidente del gobierno del bando contrario en una de sus convenciones. No me imagino a un presidente de ninguno de los dos partidos queriendo ir a una encerrona de estas, atreviéndose a recibir preguntas y respondiéndolas con semejante soltura, todo ello con luz y taquígrafos. Si nuestros líderes políticos no saben debatir en un cara a cara electoral, que tiene que quedarse en algo súper encorsetado, en el que se limitan a intercambiar monólogos y no se admiten preguntas por parte del moderador, me parece que falta mucho para que podamos ver algo parecido en España.
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